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#DesplegarLaMirada | El dibujo infantil

Por Gabriela Augustowsky.


El dibujo infantil

En esta fotografía blanco y negro, un niña muestra a sus compañeros un retrato que ha realizado con témperas, va explicando a quien representa y cómo lo ha realizado.


Ella hizo los dibujos pero además tiene la palabra y el frente de la clase para mostrar de qué se trata, y esto es así porque su maestro es Franz Cizek, uno de los primeros en postular y promover el valor de la producción gráfica infantil.


Hoy estos monigotes, estos trazos y figuras nos resultan familiares, los reconocemos y valoramos; en esta escena de las primeras décadas del S. XX encontramos uno de los orígenes de esta forma de mirar y apreciar cómo dibujan los niños.



Pistas para desplegar la mirada

El siglo XX inicia una época de profundos cambios y nuevos paradigmas para abordar el hecho artístico, en este contexto cobra fuerza una pregunta que nos resulta muy afín: los dibujos que realizan los niños y niñas desde muy temprana edad, ¿son arte? En el año 1887 Corrado Ricci (1858-1934) publica en Italia L’ arte dei bambini e instala la polémica sobre si considerar arte o no, a este tipo de creaciones. Ricci, especialista en cuestiones de historia del arte, arqueología y museología exploró e investigó la cultura infantil y fue quien reconoció, por primera vez en la historia, que el dibujo infantil posee un encanto especial que lo sitúa muy cercano a la expresión artística. Sostenía que el niño no representa lo que ve sino lo que sabe y recuerda, dibuja lo que más le impacta o interesa, pone su atención en los detalles, las particularidades y sus impresiones momentáneas. Para Ricci, la representación gráfica infantil no constituye un problema óptico sino una cuestión mental, emotiva. (Effland, 1990; Genari, 1997).


En sintonía con los desarrollos de la psicología, la pedagogía y las nuevas definiciones de infancia, las vanguardias artísticas “históricas” –de las primeras décadas del siglo XX– asumen la defensa del arte infantil. Todos los aspectos que hasta entonces habían sido considerados negativos, como la espontaneidad, la emotividad, la soltura del trazo, ver el mundo sin ataduras ni preconcepciones esteticistas, comienzan a ser valorados y definidos como pertenecientes al campo artístico.


El artista y educador vienés Franz Cisek (1865-1946), vinculado al movimiento de la Secesión vienesa, fue uno de los muchos que tomó como inspiración las creaciones infantiles y sostuvo enfáticamente que los niños eran artistas. En el año 1908 participó de una exposición en Viena en cuya entrada se expusieron numerosas obras infantiles de su colección, otorgándoles así el estatuto de obras de arte. Como maestro, su método de enseñanza aportaba sólo los conocimientos que no podían corromper la ingenuidad del arte auténticamente infantil. Sus trabajos preferidos eran los realizados por niños de entre tres y siete años, o por aquellos que - por su entorno social - habían permanecido más apartados de la cultura de las imágenes.


A más de cien años, este debate sigue en pie. ¿Todas las expresiones infantiles son arte? ¿Todas las creaciones de niños y niñas tienen el mismo valor? ¿Es posible hablar hoy de “un” arte infantil?


Seguimos mirando

Encuentro de Arte infantil. Mañolo. Escuelas de la Ciudad de Buenos Aires.


Colección internacional de arte infantil. Biblioteca Milner. Illinois State University.


Museo de Arte infantil de Atenas.


Createctura. Siluetas y arena.



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